Guia

Cosrrespondí aquel beso tan dulce y después me separé muy poco, tan solo unos centimetros y le mire algo embelesada.
-Te quiero.

La mire, mi animo estaba volviendo. La volví a besar llevando mis manos a su cintura.

—Tsk... —digo voviendome a lanzar contra él haciendole un barrido. Por suerte esto si que no se lo espera y lo tiro fuertemente contra el suelo.

Posé mis manos en sus hombres y continué aquel maravilloso beso.

Retrocedo un poco y adopto una posicion defensiva. Veo como se levanta rapidamente. Derrepente oigo una especie de grito. Veo como dos siluetas se acercan peligrosamente hacia nosotros. Los dos sikkets se abalanzan sobre mi. Por mi parte y apillado de improvisto, uno de los tentáculos me lanza contra la fachada del edificio, cuando caigo al suelo aturdido por el golpe puedo ver mi silueta marcada en la pared. El golpe recibido es mucho más doloroso sin la armadura.

—Tendremos que dejar nuestras cuentas pendientes para otro momento —me dice acercando a mi y, para mi más absoluto extrañamiento, me ayuda a ponerme en pie

Abro los ojos de golpe.
- Ginji. - Digo corriendo hacia la ventana, no me pare, funde un pie en la ventana y salte fuera.
Dos pisos de altura, caí sobre un Sikket y rodé por su coraza hasta caer el suelo.
Desenvaine mi espada y mire la escena.
- ¿Amigo tuyo? -
Antes de oír la contestación me lance a un dado y un tentáculo golpeo donde había estado segundos antes.

Me extrañé un poco al ver como se había ido tan...repentinamente. Me apresuré a asomarme por la ventana y vi a los siketts. Bajé corriendo las escaleras de antes y me dirigí al lugar mientras miraba la munición. Solo tenía un cargador para ambas pistolas.

Un tentáculo paso rozándome la cabeza, pensé en cortarlo pero recordé el bosque.

Ruedo por el suelo y me quedo acuclillado con una pierna extendida.
- Como derrotar a un enemigo sin tocarlo. - Susurro.

Solo tenía un cargador con ocho balas. Debía aprovecharlo bien. Me fijé en el sikett al que estaba atacando ginji y me intenté acercar. Esquivé varias veces los tentáculos aunque uno me golpeó en el costado y me hizo perder el equilibrio, pero rápidamente me levante para seguir corriendo hacia el sikket.

Me lleve la mano a la cintura y desenfunde la pistola que le había quitado a Ginji.
- Un cargador doce balas. - Susurro mientras le quito el seguro.
Un tentáculo se dirijio hacia mi, salte y este paso por debajo mía.
Dispare dos veces, dos balas que impactaron contra su coraza.
- Diez. -

Evité un par de veces más a aquellos tentáculos y después conseguí saltar hasta la espalda del sikett. me agarré al extremo de la coraza ya que resbalaba y el sikett se había enfurecido. Me ti la pistola en un hueco que no cubría la coraza y lancé unos 5 disparos el animal pronto se desplomó.

Esquive uno de los tentáculos, el siguiente me dio y perdí la vista.


Me desperté, Binkan dormía a mi lado, hacía dos semanas de aquella pelea. Ginji se había ido, estábamos ella y yo solos.

Me levante de su lado, la arrope con la sabana, vi que un mecho de pelo le caía sobre la cara y se lo aparte para luego darle un beso en la frente e irme de la habitación.

Los cristales nuevos, reflejaban mi silueta, me pare delante de las fotos, había nuevas fotos mías y de Binkan, mire una y sonreí, se me veía corriendo con dos bolsas de comida y desarmado. Un sikket me perseguía. Binkan me lo estuvo recordando mucho tiempo. Levante otra foto, se me veía a mi y Binkan abrazándome por la espalda con su cara fundada en mi hombro.
Deje la foto en su sitio y me diriji a la cocina para preparar el desayuno.

Abrí los ojos y vi que no estaba laurence. Me levanté a y estiré a la vez que daba un pequeño bostezo. Oí ruido en la cocina así que bajé a mirar. Llevaba el pelo algo alborotado y pintas de dormida pero no me paré a arreglarme. Me senté en un taburete y miré a laurence como preparaba el desayuno.
-¿Te ayudo?.-pregunté apoyando los codos y después la barbilla en las manos, sin dejar de mirarlo.

La mire y sonreí. - Si, claro. - Digo con una mirada un poco lujuriosa.

Sonreí y fui a preparar unas tostadas mismo. Cogí el pan y algo de mermelada y me puse en la encimera para hacerlas.

Le rodee la cintura con los brazos agarrando sus manos y ayudándola a hacer las tostadas.

Le olí el pelo para luego besar su cuello, solté una de sus manos y la pase por su vientre acariciándolo.

Cerré los ojos sin poder evitar disfrutar de sus caricias, esbozando una pequeña sonrisa. Me encantaba cuando me besaba el cuello. Dejé de preparar aquello y disfruté de aquella sensación.

Mordí la tostada y luego la puse junto a su boca para que mordiera.

Pare de besarle el cuello y la solté.
- Voy a ducharme. ¿Vienes - Le susurro al oído con una sonrisa.

Di un pequeño mordisco mientras le miraba, con las mejillas teñidas de un color rosado. Dejé la tostada y me relamí. Asentí divertida ante su proposición.

Pegue su cuerpo a las baldosas de la pared mientras la besaba y el agua nos mojaba.
Vi como cada gota recorría su piel centímetro a centímetro, gotas a las que casi les tenia envidia.
Baje a su cuello, y luego a su pecho. Me sentía único con cada nueva sensación.
Apreté mi cuerpo contra el suyo y oí el gemido que encendía el fuego dentro de mi.
Notaba como cada gota de agua daba contra mi espalda, como con cada beso despertaba sentimientos ocultos en mi, como con cada caricia aumentaba mi deseo hacia ella y como con cada mirada la quería mas y mas.

Cerré los ojos y disfruté de aquel momento tan placentero. Tenía la respiración muy agitada y mis gemidos aumentaban cada vez que me embestía... incansable. Su velocidad aumentó y yo creía que no podría a aguantar más.

Oía cada uno de sus gemidos, gemidos que ya se sumaban a los míos.

Embestía sin descanso, rápido pero con delicadeza. La mire a sus ojos y vi que su cara tenia un matiz rosado. Como ángel caído del cielo. Pensé cuando la mire.
La abrace mientras mis gemidos y los suyos volvían a oírse.
Dos gotas en el mar que chocan. Pensé, cuando me di cuenta de la suerte que había tenido al encontrarla.

Ya no podía aguantar más. Hice un pequeño movimiento hacia adelante con la cadera, haciendole gemir más fuerte. Estiré el cuello y cerré los ojos.
Estaba llegando y no podía aguantar más. Mi cuerpo se estremeció entero y no pude controlar un ultimo gemido.
Con la respiración agitada le rodeé posando mis manos en su espalda, abrazandolo.

Respiraba agitadamente, casi con violencia.

Respondí a su abrazo con el mio. - Ya tengo otra razón por la que vivir. - Le susurre al oído con una sonrisa picara.
Una mirada, un frenesí de besos, lujuria en cada pensamiento. No quería salir de aquello, no quería dejar de sentir el deseo de levantarme cada día junto a ella, de besarla siempre que pudiera, pensar en ella durante cada uno de mis minutos.

Me sonrrojé un poco más al escucharlo, al ver como me miraba, como me besaba y acariciaba. Me resultaba adictivo beber de él de aquella manera. Me encantaba. Despertaba en mi sentimientos que nunca antes había experimentado.
-Te quiero.-susurré sin dejar de abrazarlo.