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- ¿Que... que miras..? - Digo mordiendo la chocolatina.

Yo sonrei un poquito más y me acerqué.
-¿Tienes más?.-solté de repente.

[...] Saco otra chocolatina y se la tiendo.
- Es la ultima. -

No llegué a cogerla.
-Entonces para ti.-dije igual de sonriente.

- No tengo hambre. - Digo dejando la chocolatina entre ella y yo.

Miro lo que hace y me siento bien.
-Yo tampoco.-solté.

Me llevo las manos a la nuca y miro al cielo.

Era temprano y el rocío enfriaba y humedecía el aire.

Estoy un rato sin saber que hacer.
-¿Qué piensas?-digo volviendome hacia el para mirarle.

- ¿A cuanta gente has matado? - Pregunto.

Me sorprendio un poco su pregunta.
-No voy contando la gente que mato...-respondi confusa.

- Yo a 56. - Susurro.

Parpadeé y enseguida se me borró la sonrisa. Eso era mucha gente y encima lo había contado.

- 56 son las personas inocentes con las que me he manchado de sangre las manos. - Digo en un leve tono de tristeza.

Algo cavizbaja y sin saber que decir ni que hacer, me sente correctamente y entrelacé las manos algo compunjida.

Desenvaino mi espada y empiezo a pasar el dedo por las zonas quebradas y levemente abolladas por los combates.
- ¿Sabes manejar la espalda? - Pregunto.

Le miro de reojo y niego con la cabeza.

-Levanta. - Digo girando la espada.

Me levanté como me indico y esperé haber que decia o hacía.

Le agarro las manos y hago que agarre la espada.
La espada de cerca parecía muy frágil, era liviana y parecía de cristal.

- Mucha gente la coge así. - Digo poniendo la espada en horizontal cruzando su cara. - Esto te ralentizara para un ataque al cuerpo. - Digo mientras le doblo las manos para que la espada quede en vertical cruzando desde su hombro hasta su pecho.
- Así puedes defenderte de un ataque alto o bajo si tienes buenos reflejos. -
Le solté las manos y di un par de pasos hasta donde estaba el cuchillo clavado.
La mire ya con el cuchillo en la mano. - Atácame. -

Titubeé un segundo y mientras blandía torpemente la espada me fui acercando hacia el. No es que pesara mucho pero no conseguía mantenerla bien en la posicion que me dijo.
Cuando estaba cerca, le intenté asestarle una estocada, incluso cerré los ojos...pero no le di ni por asomo.

-Piensa en algo que te enfurezca. - Digo empujándola.
- La furia te ayudara a blandir una espada. -

En ese momento no me venia nada a la cabeza.
Levanté de nuevo la espada y fui hacia el convencida de que lo conseguiría.
Rapidamente le hice un barrido y despues coloqué la espada en su espalda.

Mire de reojo hacia atrás y di un codazo que hizo que la espada se desviara.
La agarre por la muñeca y empuje hacia mi haciendo que la espada pasara junto a mi costado.

Le puse el cuchillo en el cuello y la mire.
- No se nace sabiéndolo todo. -

Le miré sin moverme ni un pelo y después tragué. Solté la espada y esperé a que retirara el cuchillo, me estaba haciendo daño.

Guarde el cuchillo y recogí la espada con delicadeza.
- Eso es todo. - Digo encendiendo otro cigarrillo y dirigiéndome al banco.